Programa. Posthumanismos/Transhumanismos.

A partir de los hallazgos sobre la composición común e híbrida de la existencia, las experiencias con la tecnología contemporánea o lo que se conoce como Antropoceno, han surgido, desde la filosofía contemporánea, fuertes críticas al humanismo, que han devenido en corrientes como el posthumanismo o el transhumanismo. El posthumanismo plantea, en términos generales, el descentramiento de lo humano como referente fundamental de la vida y la inteligencia, en favor de una perspectiva híbrida, diversa, horizontal y cambiante. Propone ontologías monistas y dinámicas en las que se replantean nociones tradicionales sobre la vida; en especial, la organización jerárquica de los seres vivos y la separación entre los humanos y el resto de la existencia. Esto ha traído como consecuencia una importante revisión de la noción misma de «vida» y, especialmente, de la relación entre tecnología y naturaleza. Desde la filosofía contemporánea, esta se entiende en términos de continuum y no como un artificio o una prótesis más o menos extraña a lo natural (Krebs, 2021). El transhumanismo, por su parte, es una continuación del proyecto ilustrado, en el que no se cuestiona la centralidad de lo humano, pero se piensa en una superación de lo biológico y su finitud a través de la tecnología. El desafío mayor que se propone es la prolongación de la vida en términos notablemente extensos. Supone, entre otras cosas, que la conciencia puede ser eventualmente traducida en datos y estos almacenados en dispositivos adecuados. Esos datos podrán ser transferidos, a su vez, a algún otro cuerpo que ya no será biológico. Se habla, así, de la vida de origen biológico, pero no con destino biológico. Por lo demás, el mejoramiento de la vida implica, también, la superación de enfermedades terminales, intervenciones en el cuerpo acaso más “invasivas” que las que hemos conocido hasta ahora. Se trata, en fin, de superar la muerte a través de los hallazgos de la ciencia y la tecnología. Nada que, en realidad, nos resulte, al menos en teoría, totalmente extraño, pero sí con dimensiones y consecuencias desconocidas hasta ahora.