Ensayar
La media sería, como mínimo, cinco veces el tiempo de lo que va a durar tu exposición. No basta con redactar minuciosamente la presentación si esta no fluye con naturalidad ante la audiencia. La práctica te ayudará también a calcular bien los tiempos para no sobrepasarlos, uno de los errores más habituales y que más irritan a los oyentes. Evitar también en este sentido expresiones como “bueno, y con esto acabo” cuando todavía tenemos intención de seguir hablando 10 o 15 minutos más.
Los nervios son buenos
A algunos parecerá paradójico pero en opinión de Javier Bernad, una persona demasiado relajada puede transmitir sensación de apatía mientras que cierto nivel de nerviosismo contribuye a comunicar entusiasmo y pasión por el tema que tratas, elemento clave de persuasión. Obviamente un elevado nivel de excitación puede ser contraproducente y conducirnos a una pérdida del control de los gestos o el manejo de la voz. Para estos casos hay técnicas de ayuda como pueden ser realizar respiraciones hondas o sonreír para relajar la situación a la vez que empatizamos con la audiencia.
Tienes que parecer poderoso
Se refiere con esto a la autoridad sobre la materia que tratamos y ganarnos así la credibilidad del oyente. De nuevo aparece aquí el factor pasión para contagiar nuestro entusiasmo y que nunca se relacionará con unos brazos caídos o un cuerpo estático que mira a la sala en lugar de buscar el contacto visual con la audiencia. De tres a cinco segundos por persona, es la receta de Javier Bernad para conectar con la mirada de los oyentes y transmitir autoridad.
Limítate a dar un mensaje
Querer decir muchas cosas y dotar a todas de la misma importancia es, según Bernad, otro de los errores más comunes. “Si el mensaje es único, mejor que si son dos, y para reforzarlo conviene repetirlo varias veces a lo largo de la intervención”. Recuerda también en este punto la conveniencia de estructurar la exposición en torno a dicho mensaje, que abrirá y cerrará la conferencia, de manera que todos los elementos narrativos que se vayan incorporando al discurso confluyan en el tema principal. La táctica para conseguirlo no es otra que dedicar tiempo suficiente en la elaboración del discurso y si el cálculo para el ensayo es de cinco veces para la redacción sería 30 horas para un discurso de una hora de duración y sin perder de vista la perspectiva de lo que aportas a la audiencia, como si fuese un discurso de marketing.
A la audiencia no le importa tu vida
Bernad enlaza con éste el punto anterior advirtiendo a los posibles ponentes de que “a la gente no le importas tú. Les importan ellos y de ti lo único que les interesa es la solución que les estás ofreciendo para ahorrar dinero, tiempo, hacerles la vida más fácil…lo que sea conforme al perfil de la audiencia pero que sean ellos quienes ganen, que es por lo que te prestan atención”.
Artículo de https://www.emprendedores.es/
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